Tardes de Verano
Ya todo estaba dicho. Él la cogió nuevamente de la mano, caminaron todo lo que quedaba de noche por aquel sitio sin decir una palabra y cuando ya estaban de regreso el se alejo en silencio. Ella quedo dandole la espalda a su casa, sin palabras que pudieran salir de su boca, quedo ahí, inmóvil. Su mano colgaba esperando que alguien pudiese tomarla. Con el amanecer y sus ojos aun lejos de este mundo se dio cuenta que era demasiado joven, y que el era muy grande y esa historia de verano sería solo parte de un recuerdo que nadie mas que ellos conocían.
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